martes, 23 de febrero de 2010

¡ Si no lo veo no lo creo !


La actitud de” ¡Si no lo veo no lo creo!” es propia de los partidarios de las conspiraciones. Sin embargo, cuando una nave tripulada como el Apolo 11 realiza un viaje por el espacio permanece en contacto radioeléctrico con la estaciones de seguimiento en tierra. En ese caso, estaban en California, Australia y España (Fresnedillas, cerca de Madrid), cubriendo cada una ocho horas del día. Medían la velocidad de la nave, su posición y comprobaban que no se apartara de su órbita. No eran datos secretos, sino todo lo contrario. Cualquier particular equipado con un radiotelescopio podría “oír” al Apolo. Incluso los rusos seguían a las naves americanas.

Si todo hubiera sido un fraude, hubiesen sido precisamente los soviéticos quienes lo hubiesen denunciado. La llegada del Apolo a la Luna fue una gran derrota para el régimen soviético. La cuestión es que, gracias a la publicación de algunos libros sobre el tema, y a un análisis demasiado superficial de la información disponible (sobre todo de las fotografías), un gran porcentaje de los propios norteamericanos ponen en duda la veracidad de las misiones lunares. Sin embargo, no dudan en aceptar, por ejemplo, incidentes como de Roswell.

1 comentario:

  1. me estas liando por favor aclaranos las cosas a los mas torpes dime lo que piensas y no las evidencias

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